Si la vespa mandarina fuera, sin embargo, la causante de la
desaparición masiva de las poblaciones de abejas en la comarca, los productores
estarían quizás algo más tranquilos. Pero lo cierto es que los integrantes de la
asociación ignoran lo que está ocurriendo realmente para tratar de poner coto a
semejante exterminio.
Hace un año, según los datos de Aberapi, existían en la comarca alrededor de
dos mil colmenas. A finales del año paso, sin embargo, sólo se contaban
asegurados 899 colmenares. La estadística se presentó en la reunión que los
apicultores asociados celebraron la semana pasada en la Casa de la Cultura de
Camponaraya para analizar la situación.
Hace cuatro años, el número de colmenas dedicadas a la producción de miel y
otros derivados rondaba las cuatro mil. Ni antes ni ahora, según denunciaron los
apicultores, la Administración se ha interesado demasiado por el sector. Ni a
propósito de sus problemas, ni tampoco cuando se ha tratado de incentivar esta
actividad.
Esta desatención, sin embargo, resulta especialmente grave en estos momentos.
«Los apicultores no tienen explicación a lo que ocurre. Las abejas se les han
muerto o han desaparecido porque en muy contados casos se encuentran ejemplares
muertos en la colmena. Lo normal es que desaparezcan en pocos días», subraya
José Antonio Álvarez en declaraciones a este periódico.
82 apicultores. «Las enfermedades que habitualmente las perjudicaban
son conocidas y en cierto modo controlable, como loques o varroa, pero lo que
está pasando ahora se nos escapa, y es aquí donde necesitamos un poco de
atención por parte de la Asministración», reclama como portavoz de Aberapi.
Para los 82 apicultores que forman parte de la asociación, aunque sólo dos de
ellos se dedican exclusivamente y de forma profesional a esta actividad, desde
la Administración autonómica en particular se está perdiendo otro enfoque además
de mayor calado.
«Quizás no son conscientes, respecto a otros sectores del campo, como son la
viticultura o los frutales, que si las abejas se mueren en unos años habrá
problemas para las frutas y los vinos del Bierzo. Está demostrado que la labor
polinizadora de las abejas mejora la productividad de los frutales y de los
viñedos», advierte su portavoz.
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